El carrito de golf de cuatro plazas es un espacio maravilloso. Los golfistas en la primera fila están estudiando la posición de la bandera verde, y de repente se les entrega un trozo de chocolate desde la fila trasera; la disputa al discutir la estrategia se convierte en risas cuando el carrito de golf pasa por una pequeña pendiente de tierra; la frustración después de un putt fallido a menudo se disipa gradualmente con una botella de cola helada entregada por un compañero golfista en el coche.

Los torneos profesionales siempre han sido cautelosos con los carritos de golf. El PGA Tour se adhiere a la tradición de caminar, y las reglas de los carritos de golf del Senior Tour esconden la consideración por los años. En 2018, Tom Watson se sentó en un carrito de golf para competir en el Champions Tour, lo que hizo que la gente viera que cuando los músculos ya no pueden soportar el largo fairway, los carritos de golf se convierten en un puente para continuar su pasión. Esos debates sobre "si los carritos de golf diluyen la competitividad" son esencialmente una discusión sobre la naturaleza del deporte: cuando la condición física ya no es el factor dominante, el juego de habilidades y mentalidad se vuelve más puro.